martes, 18 de noviembre de 2008

A que no lo pruebas: China. Y un poquito del viaje también.

Alguna vez mis amigos coreanos me comentaron que en China se come de todo menos carros y edificios. Yo fui con la idea de probar todo, pensando que luego del pulpo vivo y el perro nada podía ser peor. Pero ni bien entré a un callejoncito que atravesaba Wanfujing (la Avenida Larco de Beijing), me di cuenta que si a los chinos les das un ladrillo con miel, lo sirven en la recepción de un matrimonio.

¡Qué interminable cantidad de no comida! Me quedé sorprendido y el primer día solamente probé el caballito de mar y los alacranes que te los servían tipo anticuchito, por supuesto que fritos en el mismo aceite que usaron desde que abrieron su local. Sin mayores preámbulos, los primeros videos que tanto envidiaría Gastón Acurio:





Luego de esa pequeña travesura nos fuimos de compras, donde quedó comprobado que el criollismo, así como la informalidad y la falta de respeto por absolutamente todo no son peruanos como "orgullosamente" nos tiramos pana, sino que provienen directamente del corazón de China. Los ambulantes no sólo te quieren estafar de la manera más conchuda que puede existir, sino que se indignan ante el regateo llegando a empujarte, mirándote luego a los ojos exigiendo que "dejes de hacerles bromas". Sin embargo, al final prácticamente te regalan lo que venden porque, obviamente, es bamba y de la misma calidad que Waldir Sáenz.

Pero eso no es todo, también hablan todos los idiomas. "Balato, balato" fueron las palabras que escuché interminablemente en todas las tiendas cuando se enteraron que Sandra -con un terrible y gracioso problema de adicción a las compras- y yo hablábamos español y andábamos de tienda en tienda buscando al menos estafador. Nos querían vender a como dé lugar un gorro de tela verde con una estrella roja como los que usaba Mao. El precio inicial fue, si es que la memoria no me falla, de 120 yuanes (unos 60 soles). Está de más decir que ese gorro no vale ni 10 en Polvos Rosados. Al final lo compraron y me lo tuve que poner porque dije que lo usaría si lo compraban en 5 yuanes y, dicho y hecho, le dijeron 5 al tipo este y luego de que se indignara, nos gritara, empujara y dijera "balato, balato" miles de veces, nos lo vendió. Y es que a veces la gente no entiende que los peruanos no somos idiotas.

Para lo que no puse condiciones de uso y tampoco regatié mucho fue por el reloj de Chairman Mao, que lo único que tiene de especial es que mueve la mano. Eso fue suficiente para que lo compre y sea mi souvenir favorito de China.



Y si me decidiera a escribir sobre el tráfico, se colgaría el explorador al tratar de abrir una página tan pesada. Es alucinante la cantidad de leyes que son violadas por segundo...por la misma persona! Los taxis tienen taxímetro pero prefieren hacerte la peruana (la que creíamos que era la peruana) y regatear el precio. Eso muy aparte del hecho que no usan cinturón de seguridad, hablan por teléfono mientras se pasan la luz roja con las luces apagadas cuando ya es de noche, etc. Perú se quedó chico realmente. Pero para bien, para bastante bien.

Pero volviendo al ya clásico y para la gran mayoría de mis 3 ó 4 lectores desagradable título del post, la última noche que pasé en Beijing quedará grabada en mi sistema digestivo por siempre. Mis compañeros de viaje regresaron a Seúl dos días antes que yo, así que me dediqué a pasear por Beijing y aprovechar mis días de soledad al otro lado del planeta, sin siquiera un celular para emergencias. Fue genial.

Volví por la revancha a Wanfujing, pero esta vez encontré una calle distinta, más grande y con nuevas opciones de "comida". El reto estaba ahí y yo sólo tenía que aceptar. Primero le di un par de vueltas a la calle, mirando a turistas como yo tomando fotos a los locales estos, la gente comiendo y celebrando la no post vomitada. Me acerqué a preguntar precios y le di una chequeada al aceite que estaba tan negro y usado que ni burbujeaba cuando hervía. Me detuve en el stand de un chino bien gracioso que me dejó todas las cosas raras de su tienda a 80 yuanes. Si, es caro pero no lo consigues más barato ya que no hay esas cosas en ningún otro lugar, al menos no cerca de donde yo estaba.

Mamá, soy inmortal:











Como ya no necesitaba yuanes, me los gasté todos y me faltó probar la estrella de mar. Será para la próxima.

miércoles, 29 de octubre de 2008

A que no lo pruebas. Parte 3

Historia de China en break para tomar una sopita de perro.
what a very good soup
Yupi pa' ti, yupi pa' mí



PD: la rompo comiendo con palitos, el problema es que esa carne parecía gelatina.

Chino chamba: Intro a un viaje superguay.



Ayer regresé a Seúl luego de una semanita en Beijing. Ya sé que no actualizo esta cuestión últimamente pero es que me da flojera teniendo tanto por contar. Pero bueno, empezaré por China ya que sigo impresionado.

China es como Perú, me sentí prácticamente en casa. Pensé que en Corea corría el riesgo de ser atropellado en la calle pero me equivoqué, en Beijing es mil veces más peligroso, lo cual me recuerda mis cruzadas de carretera con Andrés en Lima, con la pequeña diferencia de que a él lo atropellaron y yo me reí.

Creo que estaría demás hablar del mercado informal en absolutamente toda la ciudad. Escuchar los precios que las chinitas le ofrecían a los gringos me hacía sonreír. Era como estar en Cusco y ver a un turista pagar 80 soles por esos llaveros con muñequitos de cerámica tirando que en realidad cuestan un sol. Sandra y yo les explicamos a estas damas que nosotros sabemos como funciona esto y no pensábamos pagar ni la quinta parte de lo que nos pedían. Funcionaba, pero se molestaban con nosotros y acá los vendedores son tan conchudos que te empujan, te gritan, insultan. Y cuando compras, te abrazan, extrañamente te hablan en tu idioma (sea cual fuere) y hasta te invitan a tomar un café cuando cierren la tienda. Bueno, eso sólo pasó una vez.

Sobre la comida que probé haré un post especial, será para otro episodio. Acá quería hablar, ahora que revisaba mis fotos, sobre la falta de trabajo en China. Encuentras pequeños profesionales por doquier, ya no hay puesto para nadie. Acá unos ejemplos:

Con ustedes, el chino periodista


El chino fotógrafo revisando su trabajo


Y el más bacán, aunque no sé como llamarlo. Rayaron al chibolo y ya se metió al ejército


Y todo esto gracias a Chairman Mao, a quien vi embalsamado y parecía un muñeco de cera. También me compré algunos relojes donde mueve la mano y se ve gracioso. En fin, para terminar este capítulo compartiré con ustedes mi último descubrimiento: El verdadero Mao caminando de incógnito por las calles. Yo sabía que el otro era de falso.

miércoles, 1 de octubre de 2008

A que no lo pruebas. Parte 2

El fin de semana pasado nos fuimos a Busan, 4 horas al sur de Seúl en bus. Supuestamente son las mejores playas de Corea, pero conociendo mi suerte, sólo vimos el sol el viernes. Así que el sábado, aparte de ir a una discoteca donde fui el único al que le pidieron ID (para variar), nos fuimos a conocer uno de los templos más importantes que hay en el país. Ya comentaré eso en otro momento. Lo que pasó el domingo fue genial, no había nada más interesante en la ciudad mas que ir a visitar el terminal pesquero.

Nos paseamos entre la inmundicia y el olor a podrido de los manjares asiáticos, hasta que llegamos al corazón del mercado, donde eran capaces de meter el agua del piso en un vaso y servírtela heladita.

Nos sentamos y supe que era el momento ideal de probar pulpo. Nada más.






Al final no pasó nada. Mi estómago reaccionó de la mejor manera y no se me quedó pegado el pulpo en la garganta. También te sirven pulpo bebé entero y vivo, pero me dijeron que la primera vez mejor no porque era más difícil de controlar, o algo así. No quiero morir así que poco a poco.

Ah si, el sabor era normal. Tenía una salsa saladita con ajo que intentaba hacerme olvidar el hecho de tener un tentáculo moviéndose en mi boca.

martes, 23 de septiembre de 2008

Acá es así...

- No hay tachos de basura en la calle. Literalmente...no hay.
- Si se demoran más de 15 minutos en traer tu pedido en un restaurante, es porque el mozo asumió que no nunca pediste nada y obviamente no te volverá a preguntar. Si pasados los 5 minutos se empiezan a reír entre ellos, no es necesario llegar a 15 para darte cuenta que has sido ignorado (habla la experiencia).
- En la mesa está permitido de todo menos sonarte la nariz. Puedes hacer chanchada y media, expulsar todo tipo de gases, pero si te llevas un papel a la nariz estarás en el ojo de la tormenta.
- Siguiendo en la onda de los gases, si un coreano decide tirarse un pedo es casi un deleite social, en especial en los mayores.
- Y hablando de mayores...Si en la calle, el metro o cualquier lugar, alguien camina y te empuja o choca contra tu hombro, no esperes que dé vuelta a pedir disculpas o siquiera mirarte. Es perfectamente normal, siendo las más salvajes las personas de avanzada edad, que sin el menor reparo son capaces de empujarte a los rieles del metro por un asiento.
- Absolutamente todas las mujeres, y algunos hombres, hacen una "V" con los dedos para las fotos, así como hacía Chun Li en Street Fighter.
- Si caminas por la calle y ves un cartel donde ofrecen salas para ver películas, significa que no hay películas y esa sala tiene una cama de dos plazas.
- Los hombres coreanos usan cartera.
- En Corea no hay gays. Al parecer esto es falso porque fuimos a conocer la ciudad y creo haber encontrado uno.

- Camines por la vereda o la pista, igual puedes ser atropellado. Si pensaste que manejar o ser peatón en Perú era peligroso, te equivocaste.
- No he visto gente gorda hasta ahora. (Coreanos obviamente)
- Todos los coreanos la rompen en juegos de computadora. Incluso en las tiendas cuando no hay clientes, el encargado de la misma está jugando Starcraft o alguna de esas cosas.
- Comer mariscos podridos es común y saludable.
- Cualquier muestra de cariño o comentario cariñoso dentro del campus universitario es sinónimo de acoso sexual.
- Las moscas en Corea no tienen miedo. Son inocentes y amigables como casi todos los coreanos.

- Para terminar por ahora, y continuando con la incomprensible bondad del coreano, en este país no existe la competencia. En las olimpiadas universitarias, los jugadores de hockey parecían pedirle permiso a los del otro equipo para estrellarlos contra la pared. Igual en los demás deportes, como en fútbol que parece que el arquero no nos dio permiso de meter gol y perdimos. Sin embargo, las barras compartieron un momento de confraternidad luego de los juegos y, no conformes con eso, en la noche las dos universidades se juntaron para salir ante la indignación de todos los alumnos de intercambio, totalmente picones y molestos por tener que "celebrar" con el adversario. Así fue como, mientras salíamos del estadio, vimos un grupo de coreanos cantando felices luego de haber perdido, y en medio de mi indignación los interrumpí. Nada sorpresiva su reacción. Simplemente no procesan la idea de competencia.


PD: Comprobamos que en las salas de DVD si te pueden dar películas. Un alumno de intercambio invitó a una chica y vieron "Sweeney Todd". Su identidad aún se mantiene en reserva, debido a que las burlas hacia él ya son más que suficientes.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Súper paseo por el súper

Ir de restaurante en restaurante no es la necesariamente la mejor idea para un turista. Menos en Corea, donde encuentras lo mismo en todos lados a menos que quieras comer comida de verdad y gastar como europeo (para ellos todo acá es un regalo).
Solución? Vámonos de paseo a Homeplus, un tipo Metro/Tottus/Plaza Vea/Desesperante que tiene como 4 pisos y encuentras literalmente todo. Cualquiera diría que es como un Wal Mart o una tienda cualquier, pero apostaría lo que sea a que en cualquier otro lugar no encuentras, por ejemplo, los siguientes productos de lujo:

Yo sé que en Perú también te los ponen con cabeza y todo, pero acá se los comen así. Cocinar les quita mucho tiempo, mejor podrido nomás. Con pupila y todo.

Esto, claro que sí, es una raya. No está cocida, simplemente seca y lista para ser degustada como aperitivo. Apesta a combi y cuando la muerdes parece una goma. Exactamente pasa con el amigo de abajo y con los calamares. Piqueos gourmet.



Al final compré lo necesario para mi supervivencia: Ramen, arroz y Coca Cola.

Sin embargo, quedan dos anécdotas supermercadienses. Florian decidió comprobar la capacidad de asombro de los asiáticos trepándose al carrito de compras. Concluimos inmediatamente que no se inmutan ante nada. Seguiremos haciendo pruebas.



Y la nota cultural estuvo a cargo de los empleados del supermercado. Si nuestra versión de los hechos es correcta, al ver nuestra expresión frente a su comida decidieron alegrarnos el día con una canción. Con ustedes...if you are happy and you know it, clap your hands!



"Y si...y si...claro que si" - José María Listorti

domingo, 7 de septiembre de 2008

A que no lo pruebas

Como bienvenida, la universidad nos invitó varias veces a almorzar. Lo raro es que la mayoría de veces comíamos lo mismo, y es porque en este país todos comen la misma comida todos los días así que me tendré que acostumbrar. Todavía no encuentro un sitio para comer perro o pulpo vivo, pero no cesaré en mi búsqueda.
En esta ocasión, a un lado del plato, había un huevo duro. Curiosamente cuando sacabas la cáscara seguía siendo marrón y lo podías moldear como plastilina. Es difícil de explicar y el video que pongo ahí abajo se ve medio borroso, pero se ve el huevo y realmente sabe como se lo imaginan.